sábado, 23 de febrero de 2008

Algunas políticas

Distintos trozos de un mismo espejo (GMcL, 21/7/2003)

A veces, nos parece que otros vientos, otros aires soplan. Que es posible hacer cambios, cuando, por ejemplo, otros cambian. Y, si bien, el gobierno es el mismo del mismo Toledo, Solari no es Merino, aunque Silva Ruete no haya cambiado. En otras palabras, o nos dejamos llevar por el pesimismo de que nada es posible, o abrimos las puertas a esta nueva, o al menos renova-dora posibilidad de creer en algún cambio.
Sin embargo, no debemos ser ingenuos. No van a dar el gusto de hacer lo que les pedimos. Estos gobernantes, se llamen Merino, Kirschner o como quieran decirles, trabajan con el mis-mo manual de operaciones. No depende de sus cualidades y calidades humanas y personales lo que hagan. Depende, sí, de las instrucciones que deban cumplir, según sus pertenencias y verdaderos jefes.
Y en esto sí son consecuentes; sólo van a aprobar aquello que les convenga a sus mandantes.
Sólo van dejar pasar aquello que no les produzca ningún daño a sus intereses (de clase y de dinero). No basta con querer ser rico (o pobre). No es un problema sólo de dinero. Es mucho más complejo.
Los que tienen hoy el gobierno, aquí, allá, y en todas partes, han decidido que sólo una sexta parte de la Humanidad va a formar (y recibir) los beneficios de este mundo globalizado. Las otras cinco partes van a ser excluidos. Siéntense con un lápiz y papel (y un mapa del mundo) a la mano, hagan sus cuentas, marquen el mapa y verán dónde estamos y qué lugar nos han reservado en esta Hoja de Ruta, que Toledos, Merinos, Kirchner, o cómo quiera que se llamen (por ejemplo G. D. Parker-Schultz, Arbulú, o esos asesores que en el Ejecutivo o en el Congreso han vetado la Ley del Artista, la de protección a la Cultura, etc.), nos van llevando.
Así es que, aunque nos muestren el trozo de espejo, distinto a cada uno, la imagen total es la misma.
Todo este prologazo para hacerles, a mis compañeros artistas y trabajadores del arte, algunas sugerencias.
Sugerencia 1: Debemos lograr que se saque de la OMC (Organización Mundial de Comercio) toda discusión sobre Educación y Cultura. Es decir, debemos preguntar a nuestros ministros, embajadores, congresistas y representantes, qué están aprobando, defendiendo y firmando a nombre nuestro en esas organizaciones. No es el ámbito la OMC para trazar planes sobre Educación y Cultura. Por ejemplo, allí se estableció que para estudiar hay que pagar y deteriorar la educación pública y gratuita. Que sólo se va a subsidiar la enseñanza privada y arancelada. Y en los espectáculos, sólo se ayudará a los megaeventos (por ejemplo las Glorias Stefan que podrán, si quieren, hacer video-clips en Macchu Picchu, sin pagar como artistas extranjeros) o los que puedan presentarse en el Shopping Jockey Plaza, pero no a los titiriteros de Chumbivilcas.
Sugerencia 2: Ojo con el término "Industrias Culturales". Esto sólo define a tres actividades: la música (en realidad la industria del disco, el CD (en manos de la multinacional SONY); los libros (en realidad la industria editorial, hoy en manos en tres megagrupos: 1. la española Grupo Santillana, Alfaguara, Taurus; 2. la alemana Grupo Bertelsmann; 3. la colombiana Grupo Editorial Norma, a los que hay que agregarle el Grupo Planeta, la francesa Grupo Larousse y la red mundial de librerías del Grupo Yenny, entre otras. Y por último la industria audiovisual: el cine (que sólo considera industria a los países que producen al menos 100 películas por año; ej.: Perú 5; Argentina 18; EEUU 786; la India 1140) y la TV y los videos. Como todos sabemos, nuestra música (y nuestros buenos músicos) son prácticamente ignorados por las autoridades. Los libros que el Estado promociona son sólo los de las universidades (privadas); las editoria-les locales pueden poco y nada y ni siquiera pueden competir con las ediciones piratas (que valen la tercera parte del precio de tapa). Y cómo pueden competir en cine Lombardi o Chicho Durán con presupuestos de us$ 500.000.-, contra los 30 millones de dólares de promedio de una película clase B norteamericana (siempre que no trabaje Julia Roberts que gana ella sola esa burrada de plata).
Quedan afuera de esa denominación (Industrias Culturales), el Teatro, el Mimo, los Títeres, los Juglares, los Cuentacuentos, los dramaturgos, los técnicos, los vestuaristas, los escenógrafos, los utileros, los Grupos sin sala, las Salas chicas, las medianas y varias de las grandes, ahora convertidas en templos de conversos, sin la poesía del arte y con mucho "verso" religioso.
Quedan afuera los artistas callejeros, los del circo, los payasos, los Clown, los Claun y los Pataklaun. Los directores, actrices y actores (aunque sean los que sean, incluso Congresistas). Y sobre todo queda afuera el público, que no puede elegir, sino sólo digerir lo que le den, muchas veces indigesto. Ojo a eso de "Industrias Culturales": es como si dijésemos "Poética Notarial", o "Matricería Evanescente". Las Industrias Culturales, fueron inventadas por los comerciantes, los grandes productores mundiales, esos que están y dominan la OMC. Son terminología del ALCA, impuesta a la fuerza, en las varias reuniones que ya se están haciendo y las que faltan: ojo con hablar esa lengua, la de los dominadores, pues nos mimetizamos con ellos.
Quedan afuera todos los trabajadores de la Cultura, que pueden ser suplidos rápidamente por secretarias obsecuentes y diligentes. Queremos, antes que Industrias Culturales, Políticas Cul-turales, donde esté bien claro cuál es el rol y cuáles las responsabilidades del Estado, cuáles los presupuestos, los sueldos y atribuciones de los funcionarios, cuáles sus límites y ámbitos. Quién los elige, cómo y cuánto duran. Si cobran impuestos, queremos tener participación en cómo se distribuyen. Los ciudadanos tenemos derechos adquiridos, están expresados en la Constitución: derechos Sociales, Culturales, Humanos. Derechos Civiles.
Si van a firmar por nosotros acuerdos que van durar 50 años, queremos saber qué dicen esos acuerdos.
Queremos, y exigimos, estar sentados en esas reuniones, cuando se hable de Cultura y Edu-cación en cualquiera de sus términos. Y la potestad de voz, voto y veto cuando no lo creamos conveniente, dónde sea.
Por ejemplo la OMC. El ALCA, que es Libre Comercio y no Libre Cultura. ¿Y ya que estamos? ¿Qué es el ALCA? ¿Qué dice? ¿En qué nos beneficia y en qué nos perjudica? ¿Qué dice el ALCA de la diversidad cultural? ¿Alguien puede conseguir un borrador del texto y analizarlo? ¿Qué dijeron los peruanos que han asistido hasta ahora a esas reuniones? ¿Qué dice Merino? ¿Y Silva Ruete? ¿Y Toledo? ¿Y Solari? ¿Y Dagnino? ¿Y Elian Karpp? ¿Y Elvira de la Puente? ¿Qué y a qué obligan esos textos? Ojo que se pone en práctica el 1º de Enero de 2005. Falta muy poco... nada casi, apenas meses. Y lo que firmamos... ¡sonamos! Después no habrá cómo quejarse. Así que mi última sugerencia es...
Sugerencia 3: ¿Puede ir armándose ahí, en Lima, una pequeña comisión para leer los textos del ALCA, del Convenio Multilateral de Inversiones de la OMC sobre el Derecho de Propiedad Intelectual, sobre los derechos de Intercambio Cultural de los países del Pacto Andino, de los del MERCOSUR, de las legislaciones comunes culturales, de las leyes de Radiodifusión, de las leyes de Doblaje para cine y TV?
Sé que hay, allí y acá (en Perú y Argentina) problemas serios e inmediatos, y distintos que resolver. Pero también hay cosas comunes: administraciones nuevas que, aunque menos de lo deseado, parecieran tener oídos para algunos reclamos, funcionarios (y funcionarias) más sensibles que los anteriores. Trabajadores menos ingenuos y más preparados y, sobre todo, más unidos y atentos.
Las palabras de Elvira de la Puente en el Consejo de Ministros, las de Merino, parecieran corroborar esto.
Las indicaciones de Hugo Salazar no nos dejan tragar sapos.
Este puede ser un buen momento para dar algunos pasos seguros.
Ojalá que estas sugerencias sea tomadas con el espíritu con que fueron escritas (que no es exactamente el Espíritu Santo). No pido que nos encomendemos a nadie. Sino que confiemos más, mucho más, en todos nosotros... en todos ustedes. Sobre todo en ustedes.
Gracias por permitirme, aunque desde lejos, ser parte de ello.
Un saludo cariñoso, con mucho respeto y, sobre todo, solidario.
Y gracias, Gian, por mantener esta puertita abierta.
Gracias por tu comprensión y tolerancia.

Gustavo Mac Lennan, actor,
desde un país amigo
y desleal, la Argentina.

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